jueves, 24 de septiembre de 2015

Puré de papas con Copito. Vuela el puré de papas como nieve que no para de caer, que se cae del cielo y que alimentará a otros copitos.

Negro se duerme arriba del plato, pero las onomatopeyas gritones del pequeño lo vuelven a despertar y a concentrarse en hacer el avioncito.

Se quedó pensando en la chica que fue a abortar esa mañana. Una piba que le resultó familiar, como del tren, pero después de mucho pensar se convenció que no era ella.

la recordó cuando llegó, con el pañuelo de calaveras, babuchas llenas de pelotitas por el paso del tiempo y los lavados, la cara semi maquillada, el delineador impecable. Miró a través de la puerta entreabierta a esa chica con cara de susto y fijó su vista en las piernas, no podía dejar de mirarlas, sintió unos deseos irrefrenables de penetrarla, cuando sintió sus cachetes coloradísimos, hirviendo, siguió barriendo el pasillo.

Ese recuerdo le provocó una erección como hacía meses no tenía. Terminó de darle de comer a Copito y se acostó en el colchón, mirando hacia la pared, se tapó con la campera, por las dudas,  mientras el pequeño gritaba con los dibujitos animados de la TV.

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