jueves, 24 de septiembre de 2015

Puré de papas con Copito. Vuela el puré de papas como nieve que no para de caer, que se cae del cielo y que alimentará a otros copitos.

Negro se duerme arriba del plato, pero las onomatopeyas gritones del pequeño lo vuelven a despertar y a concentrarse en hacer el avioncito.

Se quedó pensando en la chica que fue a abortar esa mañana. Una piba que le resultó familiar, como del tren, pero después de mucho pensar se convenció que no era ella.

la recordó cuando llegó, con el pañuelo de calaveras, babuchas llenas de pelotitas por el paso del tiempo y los lavados, la cara semi maquillada, el delineador impecable. Miró a través de la puerta entreabierta a esa chica con cara de susto y fijó su vista en las piernas, no podía dejar de mirarlas, sintió unos deseos irrefrenables de penetrarla, cuando sintió sus cachetes coloradísimos, hirviendo, siguió barriendo el pasillo.

Ese recuerdo le provocó una erección como hacía meses no tenía. Terminó de darle de comer a Copito y se acostó en el colchón, mirando hacia la pared, se tapó con la campera, por las dudas,  mientras el pequeño gritaba con los dibujitos animados de la TV.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Sopor. Hedor. Bacterias. Frustación.

Los días se van sucediendo, las lluvias de invierno frías y desamparadas van olvidándose al llegar la humedad primaveral.

Brotan las alergías y también las alegrías. Abuelas que compran flores, que se marchitan con los primeros calores.

Ramos de San Vicente, fresías baratas, jazmín paraguayo. Olores de Floresta, trámites hemorrágicos.

Negro recorre diariamente el mundo nauseabundo de algodones empapados y llantos adolescentes.

El geriátrico cerró, con faja de clausura, por tiempo indeterminado. Mirta, la enfermera que imita a una estrella de rock consiguió por contactos un taller de abortos clandestinos, asique ahí fue Negro, con toda su quietud facial a cambiar sábanas, a limpiar pisos. Era un gran cambio. Los pañales de los abuelitos lo tenían a mal traer. Estaba conforme. Se fumó la mitad de un porro con su prima en la estación. Llegó a casa. Se baño y se durmió. Sin entender mucho los movimientos cósmicos que lo conducen a la muerte.

domingo, 26 de julio de 2015

Consiguió un trabajo temporal en un geriátrico con cuidados intensivos en La Paternal. Con el San Martin llegaba bastante bien, aunque colgado del tren, esquivando postes.

los viejos son personas erosionadas por el tiempo. Te hablan sin parar. Se aferran a ciertas místicas y rituales que Negro se pone a pensar si no está viviendo demasiado rápido, como pasando letra en un ensayo, antes del estreno.

Los viejos desayunan a las diez, almuerzan a las doce, duermen a las tres y cenan a las siete. Una jornada que se repite día a día, entre caminatas en círculo (los que pueden) e ingesta de fármacos.

las enfermeras son bombas sexuales de los años ´70. Hiper maquilladas, lujuriosas, con guardapolvos cortitos que denotan exuberancia. El cuadro de Juan Pablo II amarillento y la bandera argentina de un celeste furioso oficia de custodio de tan ocre lugar.

Uno de los viejos nunca se despertó desde que Negro ingresó a trabajar en mantenimiento. Esta sentado, con la cabeza levemente hacia atrás, como gozando una fellatio que no existe, un poco colorado por las estufas del lugar. Hay algo de goce en su cara, Negro se pregunta si la tendrá parada,y se ríe solo, sintiéndose un villano por elaborar tamaño cuestionamiento.

De fondo se oye una radio con locutoras de otra época, radio Belgrano, todo un museo en la amplitud modulada. La mujer relata la maravilla que son los pisos del estudio, el espectacular surtido de discos y audiciones que allí hay.

Los viejos no escuchan lo que dice la señora. No piensan en nada pero se sobresaltan ante una hormiguita que pasa por arriba de la estufa. Una señora se agarra fuerte el rosario de plástico. Otra agarra la cartera para irse. La más viejita grita sin parar que la quieren secuestrar.

Negro sigue limpiando, mientras juguetea con Don Silvio, el loco más cuerdo que vive en el lugar.


lunes, 25 de agosto de 2014

Buen tipo el cabezón. Amigo de sus amigos, amor puro. Panza y cabeza gigantes, daban ganas de abrazarlo aunque el no se dejara.

Negro le debe mucho, y el siempre lo supo, aunque no lo dijera.

Nobleza y corazón. Garra mundialista.

Copito no sabrá quien fue, pero Negro se encargará de hacerle saber que él existe porque el Cabezón insistió.

Lo va a homenajear a puro matambre y vino. Pondrá unos discos y mirará la nada.

Muerte que no avisa. Vuelo forzoso que nunca falta.

Amén.

jueves, 27 de marzo de 2014

ESTE MÁGICO MOMENTO.

Creo que Negro prefería el recuerdo idílico de Gisela y el copito caminante.

[ las presiones por conseguir un trabajo se hacen carne viva con su presencia cotidiana, deambulante]

La lucha por la comida es también la lucha evolucionista, y Negro no tiene ganas de ser el más fuerte, pero

afuera sí, ahí arremete y se come vivo hasta la misma especie.

Fue a buscar un plan social y se encontró con cien deudas, fue a tomarse una cerveza en la esquina y se

encontró con un primo que anduvo preso y un gato que se lamía la cola.

Se duerme con Gisela todos los días y Copito irrumpe por la madrugada en busca de leche, mimos y cama

calentita.

Con amor se supera todo. Hasta que a Copito le crezcan los dientes.

 Ahí si , la victoria del más fuerte

aplacará cualquier aviso clasificado.