jueves, 23 de mayo de 2013

Ni había empezado a vivir cuando una mañana alguien bate las palmas en la puerta.

Gisela.

La hizo pasar, le dio un vaso de Coca, charlaron bastante, con muchos silencios que hablaban a los gritos.

El sol que entraba por la ventana sin cortina le daba de frente y tenía que poner su mano sobre ella  para mirarla y no encandilarse.

Su visera ya era parte del pasado. Ahora era un hombre, un hombre que se levantaba todos los días temprano, Olé en mano.

Gisela estaba igual, casi igual.

Mientras ella hablaba Negro pensaba en dónde habría puesto el libro que se encontró aquella vez en la estación.

¿A quién se le habrá caído? ¿Qué estaría haciendo ahora la dueña de ese libro? ¿ Cómo estará su hermano?

Mientras ella habla, el no escucha nada.

Reacciona cuando la panza de Gisela se corre para atrás para levantarse e irse.

Va a ser varón. Un negro.

2 comentarios:

  1. ¿Gisela embarazada? ¿Negro Olé bajo el brazo a lo Rubén?
    Todo muy fuerte. El librito es como una segunda historia, podrían aparecer pequeños acontecimientos de esa historia de la dueña del libro.

    Cada vez que leo Gisela, debo confesar, no puedo dejar de escuchar en mi mente lo ya conocido: http://youtu.be/GwMYQoX4x5Q

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  2. La dueña del libro o el dueño.... no creo que aparezca nunca, seguramente olvidó ese libro y ni se dió cuenta.
    Gisela madre, Negro padre. Negro lee Olé, como Ruben, como Carlos, como Eduardo.
    Saludos Jan, gracias por leer.

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